viernes, 22 de marzo de 2013

DEDUCCIÓN DE LA PÉRDIDA CAMBIARIA POR LA FLUCTUACIÓN DE LA MONEDA EXTRANJERA

EN CASO DE CAPITALIZACIÓN DELGADA O INSUFICIENTE, A QUE SE REFIERE EL ART. 32, FRACC. XXVI, PRIMER PÁRRAFO DE LA LISR
LIC. PABLO PUGA VÉRTIZ
Integrante de la Comisión Fiscal del IMCP

“LOS COMENTARIOS PROFESIONALES DE ESTE ARTÍCULO SON RESPONSABILIDAD DEL AUTOR, SU INTERPRETACIÓN SOBRE LAS DISPOSICIONES FISCALES PUEDE DIFERIR DE LA EMITIDA POR LA AUTORIDAD FISCAL”
l presente artículo tiene por objeto realizar diversas consideraciones con base en las cuales se considera procedente la deducibilidad de la pérdida cambiaria por fluctuación de la moneda extranjera, aun cuando un
contribuyente se encuentre en el supuesto de capitalización insuficiente a que se refiere el Art. 32, Fracc. XXVI de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR).
DIVERSA NATURALEZA JURÍDICA DE LOS INTERÉS Y LA PÉRDIDA CAMBIARIA
De conformidad con el Art. 10 de la LISR, las personas morales obtienen la utilidad o pérdida fiscal, disminuyendo de la totalidad de los ingresos acumulables en el ejercicio, las deducciones autorizadas por el Título II de dicho ordenamiento, y a dicho resultado, en su caso, se le disminuye la participación de utilidades a los trabajadores pagada en el ejercicio.
La ley reconoce como deducibles (Arts. 29 y 31 de la LISR) los conceptos que sean indispensables para los fines de la actividad del contribuyente, que además reúnan otros requisitos particulares; por otro lado, en el Art. 32 de la LISR se establecen los conceptos que no son deducibles.
La Fracc. XXVI, del Art. 32, establece la no deducibilidad de intereses a cargo, devengados en el ejercicio, si estos se derivan de capitales tomados en préstamo con partes relacionadas residentes en el extranjero, que excedan la proporción de 3 a 1, respecto al capital contable del contribuyente, a lo cual se le conoce como capitalización delgada o insuficiente.
Este artículo se transcribe a continuación:
Artículo 32.- Para los efectos de este Título, no serán deducibles:
[…]
XXVI. Los intereses que se deriven del monto de las deudas del contribuyente que excedan del triple de su capital contable que provengan de deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero
en los términos del artículo 215 de la Ley.
Para determinar el monto de las deudas que excedan el límite señalado en el párrafo anterior, se restará del saldo promedio anual de todas las deudas del contribuyente que devenguen intereses a su cargo, la cantidad que resulte de multiplicar por tres el cociente que se obtenga de dividir entre dos la suma del capital contable al inicio y al final del ejercicio.
Cuando el saldo promedio anual de las deudas del contribuyente contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero sea menor que el monto en exceso de las deudas a que se refiere el párrafo anterior, no serán deducibles en su totalidad los intereses devengados por esas deudas. Cuando el saldo
promedio anual de las deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero sea mayor que el monto en exceso antes referido, no serán deducibles los intereses devengados por dichas deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero, únicamente por la cantidad que resulte de multiplicar esos intereses por el factor que se obtenga de dividir el monto en exceso entre dicho saldo.
Para los efectos de los dos párrafos anteriores, el saldo promedio anual de todas las deudas del contribuyente que devengan intereses a su cargo se determina dividiendo la suma de los saldos de esas deudas al último día de cada uno de los meses del ejercicio, entre el número de meses del ejercicio, y
el saldo promedio anual de las deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero se determina en igual forma, considerando los saldos de estas últimas deudas al último día de cada uno de los meses del ejercicio.
Los contribuyentes podrán optar por considerar como capital contable del ejercicio, para los efectos de determinar el monto en exceso de sus deudas, la cantidad que resulte de sumar los saldos iniciales y finales del ejercicio en cuestión de sus cuentas de capital de aportación, utilidad fiscal neta y utilidad fiscal neta reinvertida y dividir el resultado de esa suma entre dos. Quienes elijan esta opción deberán continuar aplicándola por un periodo no menor de cinco ejercicios contados a partir de aquél en que la elijan. Los contribuyentes que no apliquen principios de contabilidad generalmente aceptados en la determinación de su capital contable, considerarán como capital contable para los efectos de esta fracción, el capital integrado en la forma descrita en este párrafo.
No se incluirán dentro de las deudas que devengan intereses a cargo del contribuyente para el cálculo del monto en exceso de ellas al triple de su capital contable, las contraídas por los integrantes del sistema financiero en la realización de las operaciones propias de su objeto y las contraídas para la construcción, operación o mantenimiento de infraestructura productiva vinculada con áreas estratégicas para el país.
El límite del triple del capital contable que determina el monto excedente de las deudas al que se refiere esta fracción podría ampliarse en los casos en que los contribuyentes comprueben que la actividad que realizan requiere en sí misma de mayor apalancamiento y obtengan resolución al respecto en los términos que señala el artículo 34-A del Código Fiscal de la Federación.
Con independencia de lo previsto en esta fracción se estará a lo dispuesto en los artículos 92 y 215 de esta Ley.
(Énfasis añadido)
En el caso de contribuyentes que se encuentran en el supuesto de no deducibilidad de intereses por capitalización delgada o insuficiente que marca el Art. 32, Fracc. XXVI antes transcrito, surge la interrogante respecto a si la pérdida cambiaria devengada por las deudas aludidas, así como por sus intereses, también caería en el supuesto de no deducibilidad, por el hecho de que en el Art. 9, penúltimo Párr. de la LISR, se establezca que tanto a la ganancia como a la pérdida cambiaria se les dará el tratamiento que la LISR establece para los intereses.
La respuesta a la interrogante aludida es no, pues la pérdida cambiaria derivada de las deudas de las empresas y de sus intereses, aun cuando se encuentren en el supuesto de capitalización insuficiente, no corre la misma suerte de no deducibilidad que para los intereses se establece en la Fracc. XXVI, del Art. 32 de
la LISR, por la sencilla razón de que la pérdida en cambios no es interés.
Se sostiene lo anterior en atención a lo que establece el Art. 9 de la LISR, mismo que se transcribe a continuación:
Artículo 9. Para los efectos de esta Ley, se consideran intereses, cualquiera que sea el nombre con que se les designe, a los rendimientos de créditos de cualquier clase. Se entiende que, entre otros, son intereses: los
rendimientos de la deuda pública, de los bonos u obligaciones, incluyendo descuentos, primas y premios; los premios de reportos o de préstamos de valores; el monto de las comisiones que correspondan con motivo de apertura o garantía de créditos; el monto de las contraprestaciones correspondientes a la aceptación de un aval, del otorgamiento de una garantía o de la responsabilidad de cualquier clase, excepto cuando dichas contraprestaciones deban hacerse a instituciones de seguros o fianzas; la ganancia en la enajenación de bonos, valores y otros títulos de crédito, siempre que sean de los que se colocan entre el gran público inversionista, conforme a las reglas generales que al efecto expida el Servicio de Administración Tributaria.
En las operaciones de factoraje financiero, se considerará interés la ganancia derivada de los derechos de crédito adquiridos por empresas de factoraje financiero y sociedades financieras de objeto múltiple.
En los contratos de arrendamiento financiero, se considera interés la diferencia entre el total de pagos y el monto original de la inversión.
La cesión de derechos sobre los ingresos por otorgar el uso o goce temporal de inmuebles, se considerará como una operación de financiamiento; la cantidad que se obtenga por la cesión se tratará como préstamo, debiendo acumularse las rentas devengadas conforme al contrato, aun cuando éstas se cobren por el adquirente de los derechos. La contraprestación pagada por la cesión se tratará como crédito o deuda, según sea el caso, y la diferencia con las rentas tendrá el tratamiento de interés. El importe del crédito o deuda generará el ajuste anual por inflación en los términos del Capítulo III del Título II de esta Ley, el que será acumulable o deducible, según sea el caso, considerando para su cuantificación, la tasa de descuento que se haya tomado para la cesión del derecho, el total de las rentas que abarca la cesión, el valor que se pague por dichas rentas y el plazo que se hubiera determinado en el contrato, en los términos que establezca el Reglamento de esta Ley.
Cuando los créditos, deudas, operaciones o el importe de los pagos de los contratos de arrendamiento financiero, se ajusten mediante la aplicación de índices, factores o de cualquier otra forma, inclusive mediante el uso de unidades de inversión, se considerará el ajuste como parte del interés.
Se dará el tratamiento que esta Ley establece para los intereses, a las ganancias o pérdidas cambiarias, devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluyendo las correspondientes al principal y al
interés mismo. La pérdida cambiaria no podrá exceder de la que resultaría de considerar el tipo de cambio para solventar obligaciones denominadas en moneda extranjera pagaderas en la República Mexicana establecido por el Banco de México, que al efecto se publique en el Diario Oficial de la Federación, correspondiente al día en que se sufra la pérdida.
Se dará el tratamiento establecido en esta Ley para los intereses, a la ganancia proveniente de la enajenación de las acciones de las sociedades de inversión en instrumentos de deuda a que se refiere la Ley de Sociedades de Inversión.
(Énfasis añadido) Como se puede apreciar, la LISR define los intereses como los rendimientos de créditos de cualquier clase, independientemente del nombre con que se les designe, y de manera enunciativa señala que, entre otros, son intereses una serie de conceptos, de los cuales no se menciona la ganancia o pérdida cambiaria.
Por su parte, el antepenúltimo párrafo del Art. 9 de la LISR, establece que se le dará el tratamiento que la LISR establece para los intereses, a las ganancias o pérdidas cambiarias devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluidas las correspondientes al principal y al interés mismo.
Está claro que el Art. 9 de la LISR distingue entre lo que se considera interés para los efectos de la LISR, de otros conceptos que, sin ser interés ni ser considerados como interés, se les da el tratamiento que la LISR establece para los intereses.
Tan son conceptos diferentes los intereses -o lo que la ley considera como intereses- y los conceptos que, conforme a la ley tienen el tratamiento de interés (ganancia, pérdida cambiaria, etcétera), que el Legislador cuando los ha querido considerar iguales, lo ha establecido en la ley como ocurre en el caso de las
personas físicas, en específico en el Capítulo VI, del Título IV de la LISR, denominado “De los Ingresos por Intereses”, en cuyo Art. 158 se instituye que:
Se consideran ingresos por intereses para los efectos de este Capítulo, los establecidos en el artículo 9 de esta ley y los demás que conforme a la misma tengan el tratamiento de interés.
Como se puede apreciar, para efectos del Capítulo de los ingresos por intereses de las personas físicas, la ganancia o pérdida cambiaria sí se considera interés por ser un concepto que, conforme a la ley tiene el tratamiento de interés; en cambio, para las personas morales no existe una disposición en estos términos, por lo que a la ganancia y pérdida cambiaria se le da el tratamiento de interés, quedando claro que no es interés ni la ley lo considera como tal. En efecto, en diversos artículos de la LISR se reconoce que son conceptos
diferentes la ganancia o pérdida cambiaria y los intereses, al referirse a ellos en forma independiente y específica como es el caso de los Arts. 167 y 168, que, en su parte conducente se transcriben:
Artículo 167. Se entiende que, entre otros, son ingresos en los términos de este
Capítulo los siguientes:
[...]
II. La ganancia cambiaria y los intereses provenientes de créditos distintos a los señalados en el Capítulo VI del Título IV de esta Ley.
Artículo 168. Tratándose de ganancia cambiaria y de los intereses a que se refiere este Capítulo se estará a las siguientes reglas: […]
(Énfasis añadido)
Al quedar claro, de acuerdo con el Art. 9, que la pérdida cambiaria no es interés ni se considera como tal para efectos de la LISR, surgen dos preguntas:
a) ¿Qué es la pérdida cambiaria?
b) ¿Qué significa la expresión “se dará el tratamiento que la LISR establece para los intereses”?
En relación con la primera pregunta, debemos señalar que no existe una definición legal del concepto, ya que se trata de un fenómeno económico y, en última instancia, contable.
Al respecto, el Párr. 98 del Boletín B-10 de las Normas de Información Financiera (NIF) indica que las fluctuaciones cambiarias son las variaciones que ocurren en la valuación de activos y pasivos monetarios en moneda extranjera, derivadas de las fluctuaciones en el tipo de cambio de mercado de las divisas involucradas.
Así pues, cuando la moneda doméstica se devalúa respecto de la divisa extranjera y se tiene contratada una deuda en esta última se produce una pérdida en cambios, la pérdida cambiaria se deriva de la fluctuación en el tipo de cambio de las monedas involucradas.
Es un fenómeno que no puede ser controlado por los particulares, ya que la pérdida o ganancia cambiaria no se deriva de la deuda o del crédito sino de la fluctuación cambiaria, como se reconoce en el Art. 9, de la LISR; por lo tanto, tampoco puede catalogarse como una contraprestación, castigo, rédito o premio aún en el caso de la ganancia cambiaria, de tal suerte que su naturaleza jurídica no es la de un interés.
Se trata de una diferencia del valor de la moneda, a la cual se tiene que hacer frente para cubrir o reconocer el valor de la deuda pactada en la moneda extranjera; por lo tanto, jurídicamente, la pérdida cambiaria reviste el carácter de un gasto incurrido por una empresa al valuar o pagar las diferencias entre la paridad anterior y la vigente; sin embargo, no se puede hablar de que se trate de una retribución, contraprestación o premio directo por la existencia de una deuda o un crédito, como ocurre con el interés.
La tesis que se cita a continuación corrobora la idea de que la pérdida cambiaria tiene la naturaleza de un gasto para efectos del ISR:
IMPUESTO SOBRE LA RENTA, FLUCTUACIÓN EN LA PARIDAD DE UNA MONEDA Y REPERCUSIÓN EN LOS COSTOS DE OPERACIÓN DE UNA EMPRESA PARA EFECTOS DEL PAGO DEL. Si bien es verdad que al devaluarse la moneda no se adoptó un tipo de cambio fijo, sino que se dejó flotar la misma en relación con el tipo de cambio del dólar norteamericano y que éste llegó a fluctuar diariamente, también es verdad que la autoridad debe estimar que aquella situación sí produce consecuencias en los costos, ya que la pérdida cambiaria origina un gasto no susceptible de ser controlado por la propia empresa y repercute necesariamente a los costos de operación de la misma, máxime que la Ley del Impuesto Sobre la Renta al preceptuar en su artículo 2º que el causante al concertar operaciones en
moneda extranjera y obtener ingresos o hacer pagos en la misma moneda y registrar en su contabilidad tales operaciones, determina el carácter de gastos en operaciones efectuadas en moneda extranjera, y jurídicamente la pérdida cambiaria reviste el carácter de un gasto efectuado por la empresa al hacer el pago
de diferencias entre la paridad anterior y la vigente.
No. Registro: 251,693, Tesis aislada, Materia(s): Administrativa, Séptima
Época, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario
Judicial de la Federación, 127-132 Sexta Parte, Tesis: Página: 80, Genealogía:
Informe 1979, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis 30,
página 117.
(Énfasis añadido)
Así las cosas, hasta aquí tenemos que el interés y la pérdida cambiaria no gozan de la misma naturaleza jurídica y que la LISR los distingue de manera expresa, de tal suerte que son conceptos distintos.
TRATAMIENTO CONCEPTUAL Y GENÉRICO QUE LA LISR DA A LOS INTERESES
En relación con la segunda pregunta, cuando en el Art. 9, penúltimo párrafo de la LISR, se señala que se dará el tratamiento que la LISR establece para los intereses, a las ganancias o pérdidas cambiarias devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluidas las correspondientes al principal y al interés mismo, debemos entender que se refiriere al tratamiento conceptual y genérico que la LISR da a los intereses.
Al respecto, la LISR trata a los intereses como un concepto acumulable cuando el interés es a favor (Art., 20, Fracc., X de la LISR) y como un concepto deducible cuando el interés es a cargo, (Art. 29, Fracc. IX de la LISR), estableciéndose como regla general, que el momento de acumulación o deducción de los intereses es conforme se devenguen y no acorde se paguen o cobren, salvo algunas excepciones que se escapan del concepto general.
Este es el tratamiento que la LISR establece para los intereses; cosa distinta son los requisitos y limitaciones particulares que para la deducción de cada tipo de interés establece la ley, lo cual ya no corresponde al tratamiento conceptual y genérico que la ley establece para los intereses, sino a cuestiones específicas y
particulares de los diferentes tipos de interés.
En efecto, se regulan en la LISR diversos tipos de intereses, con diferentes requisitos y limitaciones para su deducibilidad; por ejemplo: los intereses por capitales tomados en préstamo, o por capitales tomados en préstamo para la adquisición de inversiones o para la realización de gastos, o intereses por la realización de inversiones o gastos a crédito; o intereses por créditos o préstamos otorgados a residentes en el extranjero; o intereses por préstamos o por adquisición de valores a cargo del Gobierno Federal inscritos en el Registro
Nacional de Valores e Intermediarios, o los derivados de títulos de crédito o créditos a que se refiere el Art. 9 de la LISR, cuando se hubiese efectuado con personas físicas o morales con fines no lucrativos; asimismo, se establecen limitaciones en cuanto a deducibilidad para los intereses derivados de deudas del contribuyente con partes relacionadas residentes en el extranjero, cuando las deudas excedan del triple de su capital contable.
Como se puede observar, la LISR contempla diversos tipos de intereses que son tratados para efectos de su deducibilidad, de manera diferente y particular en cuanto a requisitos y limitaciones, por lo que no se puede afirmar que tales requisitos y limitaciones constituyan el tratamiento que la LISR da a “los intereses”,
máxime que la referencia que se hace en el Art. 9, penúltimo párrafo de la LISR, es a un término conceptual y genérico (intereses), al señalar que “se dará el tratamiento que esta ley establece para los INTERESES…”, sin especificar o distinguir a cuáles se refiere, siendo que, como quedó señalado, la ley regula diversos tipos.
Ahora bien, el único tratamiento conceptual y genérico que la LISR establece para los intereses, es el de considerarlos como un concepto acumulable cuando el interés es a favor, o deducible, cuando el interés es a cargo y conforme se devenguen.
En este contexto, el tratamiento fiscal que, conforme a la LISR, le corresponde a la ganancia o pérdida cambiaria, es igual que los intereses, es decir, un concepto acumulable o deducible conforme se devengue.
En el caso específico de la pérdida cambiaria, podemos afirmar que se trata de un concepto deducible conforme se devengue, porque de acuerdo con el Art. 9 de la LISR, se trata como un interés, sin embargo, queda claro que no es interés; por tanto, es una deducción distinta del interés que, más bien, participa de la
naturaleza de un gasto, según quedó establecido en párrafos anteriores.
PÉRDIDA EN CAMBIOS NO SE DERIVA DEL MONTO DE LAS DEUDAS DEL CONTRIBUYENTE QUE EXCEDAN DEL TRIPLE DE SU CAPITAL CONTABLE
Aunado a lo anterior, la limitante, en cuanto a la no deducibilidad que se establece en el Art. 32, Fracc. XXVI, para los intereses no le resulta aplicable a la pérdida en cambios de las empresas, porque la pérdida en cambios no es un interés, y suponiendo sin conceder que lo fuera, esta no se deriva del monto de las deudas del contribuyente, las cuales excedan del triple de su capital contable, que es la hipótesis del Art. 32, Fracc., XXVI de la LISR; la pérdida en cambios no se deriva de la deuda como sí se deriva el interés, que se deriva de un fenómeno económico incontrolable, ajeno a la voluntad de las partes, que no se pacta ni se negocia como sí ocurre con el interés, que es la fluctuación cambiaria; es decir, la devaluación o revaluación de una moneda frente a otra.
El hecho de que la pérdida en cambios esté asociada o corresponda a una deuda no significa que se derive de ella.
Tampoco se puede afirmar que la pérdida en cambios deba seguir la misma suerte -en cuanto a deducibilidad- que las deudas a las que corresponda, pretendiendo señalar que es un accesorio respecto de un principal, porque la pérdida en cambios corresponde tanto al principal de una deuda como a sus intereses y tanto una como otra se deducen conforme se devenguen, independientemente de cuál sea el tratamiento fiscal de los conceptos que le dieron origen.
De lo contrario, resultaría que nunca se podría deducir la pérdida en cambios correspondiente al principal de una deuda porque las deudas como tales no son conceptos deducibles, siendo que el Art. 9 de la LISR señala que:
Se dará el tratamiento que esta ley establece para los intereses, (deducción o acumulación) a las ganancias o pérdidas cambiarias, devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluyendo las  correspondientes al principal y al interés mismo.
LA LIMITANTE DE DEDUCCIÓN FUE PARA EVITAR LA DISMINUCIÓN DE LA BASE DE ISR
Es importante recordar que los motivos aducidos por el titular del Ejecutivo Federal en su iniciativa para justificar la no deducibilidad de los intereses provenientes del endeudamiento excesivo de las empresas respecto de su capital contable, derivados de capitales tomados en préstamos otorgados a una persona
considerada parte relacionada residente en el extranjero, en esencia, era desalentar las operaciones de endeudamiento como un instrumento para disminuir indebidamente la base impositiva o reubicar las utilidades y pérdidas fiscales de una empresa a otra, y en jurisdicciones con una carga fiscal menor a la aplicable en México, por la manipulación que podían hacer las propias empresas en su endeudamiento en perjuicio del fisco Federal.
En ese sentido, el Art. 32, Fracc. XXVI, de la LISR al limitar la deducción de la parte de los intereses derivados de la deuda excesiva, solo buscaba evitar la manipulación directa que las empresas venían haciendo, provocando así una elusión fiscal, pues el propio contribuyente podía actuar en tal dirección.
Acorde con lo señalado, la pérdida cambiaria no es un elemento que el contribuyente pueda manipular para generar más o menos endeudamiento y con esto realizar en perjuicio del Fisco una elusión fiscal, ni tampoco es un elemento para reubicar las utilidades en otra empresa, pues el acreedor, en este, caso recibe la misma cantidad de euros, dólares, etcétera, independientemente de la fluctuación de la moneda y de la pérdida que sufra el deudor.
De esta manera, si la pérdida cambiaria no es un interés derivado de las deudas del contribuyente que excedan del triple de su capital contable que provenga de deudas contraídas con partes relacionadas  residentes en el extranjero, se asume que es un concepto deducible para efectos de la LISR.
Con base en todo lo anterior, la pérdida cambiaria sufrida por las empresas por las deudas en moneda extranjera que tiene con partes relacionadas residentes en el extranjero, es deducible para efectos del ISR, aun cuando se encuentren en el supuesto de capitalización insuficiente a que se refiere la Fracc. XXVI, del Art. 32, de la LISR.
CRITERIO DE LA AUTORIDAD
Es importante mencionar que las autoridades fiscales no comparten las consideraciones anteriores, tal como se desprende del criterio normativo número 7.00/2012/ISR, contenido en el oficio 600-04-02-2012-57567 de fecha 23 de julio de 2012 y publicado el 30 del mismo mes y año en la página del SAT, mediante el cual la Administración Central de Normatividad de Impuestos Internos, dependiente de la Administración General Jurídica dio a conocer los criterios normativos internos aprobados por el primer semestre de 2012.
El citado criterio establece lo siguiente: 7. 00/2012/ISR Capitalización delgada. No es deducible la pérdida cambiaria, devengada por la fluctuación de la moneda extranjera, que derive del monto delas deudas que excedan del triple del capital de los contribuyentes y provengan de deudas contraídas con partes relacionadas en el extranjero.
El artículo 32, fracción XXVI, primer párrafo de la Ley del Impuesto sobre la Renta establece que, para los efectos del Título II de dicha ley, no serán deducibles los intereses que deriven del monto de las deudas del contribuyente que excedan del triple de su capital contable, que provengan de deudas contraídas con partes
relacionadas residentes en el extranjero en los términos del artículo 215 de la ley citada.
El artículo 9º, sexto párrafo de la Ley del Impuesto sobre la Renta dispone que se dará el tratamiento que dicha ley establece para los intereses a las ganancias o pérdidas cambiarias, devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera, incluyendo las correspondientes al principal y al interés mismo.
En consecuencia, las pérdidas cambiarias devengadas por la fluctuación de la moneda extranjera que deriven del monto de las deudas del contribuyente que excedan del triple de su capital contable, que provengan de deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero en los términos del artículo 215 de la
Ley del Impuesto sobre la Renta, no son deducibles de conformidad con el artículo 32, fracción XXVI, primer párrafo de dicha ley.
No obstante la existencia del criterio anterior, nuestra postura continúa siendo la expresada en el presente artículo.

DEDUCCION INMEDIATA ATRACTIVA OPCION

Dentro de la ley del Impuesto Sobre la Renta encontramos el titulo VII el cual nos habla de los estímulos fiscales, pero comentaremos en específico lo concerniente al artículo que nos habla de la deducción inmediata.
El artículo 220 nos da la opción que pueden ejercer solo los contribuyentes del título II y del capítulo II del título IV, la cual consiste en efectuar la deducción inmediata de la inversión de bienes nuevos de activo fijo, en lugar de las previstas en los artículos 37 y 43 de la ley, deduciendo en el ejercicio en el que se efectúe la inversión de los bines nuevos de activo fijo, en el que se inicie su utilización o en el ejercicio siguiente, la cantidad que resulte de aplicar, al monto original de la inversión, únicamente los por cientos que se establecen en este artículo.
Cabe recalcar que el mismo artículo 220 nos da los por cientos que se podrán aplicar para deducir las inversiones que se señalan en el artículo.
No hay que perder de vista que existe un decreto presidencial del 20 de junio de2003 y que sigue vigente debido a que aparece en el decreto compilatorio del 30 de marzo de 2012 en su articulo 3ro transitorio fracc VIII el cual nos dan porcentajes mayores a los del 220.
A continuación les muestro un comparativo entre el art 220 de LISR y el decreto 2003:
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Un dato importante que no tenemos que dejar a un lado es que lo marca el párrafo 4to del Art. 220 del LISR; son aquellos bienes a los que no se les aplica esta Deducción Inmediata:
     *Mobiliario y Equipo de Oficina.
     *Automóviles.

     *Equipo de Blindaje de Automóviles.
     *Aviones siempre y cuando no se dediquen a la aerofumigación.
No se puede perder de vista que este estimulo no lo pueden aplicar empresas de las áreas metropolitanas del Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, salvo que presenten constancia de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales que son empresas socialmente responsables.
Para efectos de poder evaluar si se aplica o no este estimulo fiscal es conveniente analizar si los activos fijos adquiridos que se piensan deducir de forma inmediata se adquieren para tenerlos por tiempo indeterminado, porque de otra manera al momento de venderlos genera prácticamente utilidad y lo único que se consigue es diferir el impuesto de un ejercicio a otro.
Existe otro factor que se debe considerar al momento de aplicar esta deducción y es lo concerniente al coeficiente de utilidad ya que esta deducción no juega para efectos de la determinación de dicho coeficiente lo que trae consigo pagos provisionales más elevados.
CP. Salvador Borges C.

lunes, 4 de marzo de 2013

LA DISCREPANCIA FISCAL

LA DISCREPANCIA FISCAL
C.P.C. JOSÉ PAUL HERNÁNDEZ COTA
Miembro de la Comis ión Fiscal del IMCP
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, las autoridades fiscales han dirigido la fiscalización, con mayor intensidad, hacia las personas físicas, vinculando la información entrelas operaciones realizadas por estas personas y las empresas. Son diversos los conceptos vinculantes, por ejemplo: préstamos, pago de intereses, dividendos
distribuidos, aportaciones de capital y, en general, cualquier tipo de contraprestación.
Además, existen diversas fuentes por medio de las cuales las autoridades obtienen información para detectar los ingresos percibidos por personas físicas; tal es el caso de los reportes que proporcionan las entidades financieras, las declaraciones presentadas por los notarios, las diversas declaraciones informativas a las que
están sujetas las personas morales, los comprobantes fiscales digitales, etcétera.
De igual forma, mediante el programa de fiscalización para la detección de depósitos realizados en efectivo como consecuencia de la aplicación del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE), las autoridades fiscales han identificado diversos ingresos no declarados por los contribuyentes, emitiendo las famosas cartas
invitación para el pago del impuesto que corresponda.
Es evidente que las autoridades fiscales cuentan con diversos mecanismos para detectar signos de capacidad contributiva de las personas físicas, con los cuales están en la posibilidad de determinar, en forma directa o de manera presuntiva, la omisión del pago de impuestos.
En este sentido, la discrepancia fiscal prevista por la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) otorga un mecanismo de comprobación para que la autoridad fiscalizadora pueda atribuir una presunción de ingresos a los contribuyentes personas físicas, esta presunción se actualiza, en principio, cuando una persona física realiza en un ejercicio erogaciones mayores a los ingresos declarados.
Si bien es cierto que la discrepancia fiscal puede presentarse como un signo de riqueza de las personas que no han declarado la totalidad de los ingresos que perciben, también puede producirse por falta de soporte y control adecuado de la procedencia de los ingresos y movimientos financieros que realiza, generando
repercusiones económicas importantes y poniendo en riesgo su patrimonio.
¿QUÉ ES LA DISCREPANCIA FISCAL?
ARTÍCULO 107 DE LA LISR
Cuando una persona física, aun cuando no esté inscrita en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC), realice en un año de calendario erogaciones superiores a los ingresos que hubiese declarado en ese mismo año, se está ante la presencia de una discrepancia fiscal.
En principio, este hecho hace presumir a las autoridades de la existencia de ingresos que no se declararon.
A continuación transcribo un precedente emitido por el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa (TFJFA), en el cual se resuelve que la discrepancia determinada conforme al Art. 107 de la LISR constituye un ingreso para la persona física por representar una cantidad positiva que modifica su patrimonio.
INGRESOS PRESUNTOS.- LO CONSTITUYEN LAS DISCREPANCIAS EXISTENTES ENTRE LAS EROGACIONES Y EL MONTO DECLARADO POR EL CONTRIBUYENTE, CUANDO AQUELLAS NO SON DESVIRTUADAS.
Si como resultado del ejercicio de las facultades de comprobación, la autoridad fiscalizadora determina la existencia de una discrepancia existente entre lo erogado por el contribuyente revisado y el monto declarado por éste, cuyo origen no se acreditó, es evidente que dicha cantidad se estima como ingreso gravables para
efectos del Impuesto sobre la Renta, conforme al numeral 107, fracción III de la Ley del Impuesto sobre la Renta vigente en 2003, pues es innegable que dicha discrepancia constituye una cantidad positiva que modificó su patrimonio.
Juicio Contencioso Administrativo Núm. 1359/07-19-01 -1.- Resuelto por la Sala Regional Chiapas-Tabasco del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, el 5 de marzo de 2008, por unanimidad de votos.- Magistrada Instructora: María del Carmen Ramírez Morales.- Secretaria: Lic. Alejandra Martínez Martínez.
PROCEDIMIENTO PARA DETERMINARLA
Una vez que la autoridad determina las erogaciones superiores a los ingresos declarados de un contribuyente procederá a realizar su comprobación de acuerdo con lo siguiente:
• Comprobar el monto de las erogaciones y la discrepancia con la declaración
del contribuyente y dar a conocer a este el resultado de la comprobación.
PLAZO PARA QUE EL CONTRIBUYENTE SE INCONFORME
• El contribuyente cuenta con dos plazos para desvirtuar la discrepancia fiscal que en principio resulta del procedimiento de comprobación realizado por la autoridad:
— Un primer plazo de quince días para informar por escrito a las autoridades fiscales las razones de su inconformidad o el origen que explique la discrepancia.
— Un plazo de veinte días adicionales para ofrecer las pruebas que estime conveniente, las que acompañará a su escrito.
En ningún caso los plazos para presentar el escrito y las pruebas señaladas excederán en su conjunto de treinta y cinco días.
Dentro de estos plazos, el contribuyente tiene la oportunidad de presentar los argumentos, inconformidades y pruebas que desvirtúen la discrepancia fiscal determinada por la autoridad.
CASO EN QUE PROCEDE LA LIQUIDACIÓN
• Si no se formula inconformidad o no se prueba el origen de la discrepancia, esta se convierte en un ingreso estimado de los señalados en el Cap. IX de este Tít.,1 en el año de que se trate y se formulará la liquidación respectiva.
Hasta aquí, es claro que para que la autoridad determine una discrepancia fiscal y se pueda atribuir un ingreso a la persona física, se deben actualizar los siguientes supuestos:
1. Tener erogaciones en un año de calendario.
2. Que las erogaciones sean superiores a los ingresos declarados.
3. Que el contribuyente, no aclare ni pruebe el origen de la discrepacia
CONCEPTO DE EROGACIONES
Se consideran erogaciones: los gastos, las adquisiciones de bienes y los depósitos en cuentas bancarias o en inversiones financieras.
La ley no contempla una definición de estos conceptos; sin embargo, por su relevancia, a continuación presento una posible definición de estos:
Gastos. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, gastar significa la acción de expender o emplear el dinero en una cosa o un servicio. En este caso el dinero sale del patrimonio del particular y, como consecuencia de esta acción, se pierde el ámbito de su disponibilidad. Por
ejemplo, cuando contratamos un profesional, arrendamos un inmueble, pagamos servicios públicos, etcétera.
Adquisición de bienes. En este sentido gastamos para adquirir bienes; sin embargo, la diferencia entre este acto y el gasto genérico es que, en el primer caso la erogación del dinero se transforma en una bien, ya sea mueble o inmueble, generando patrimonio, y en la acción de gastar, el patrimonio se pierde.
Depósitos en cuentas bancarias o inversiones financieras. En este caso no estamos ante un gasto o la adquisición de un bien, sino ante un acto jurídico o contrato de depósito regulado en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC) y en las leyes que regulan la operación del sistema financiero,
tales como las instituciones de crédito.
En el depósito de una suma determinada de dinero se procede a transferir la propiedad del dinero al depositario o deudor (la institución financiera), constituyéndose en este acto una relación deudor-acreedor; como consecuencia, el deudor se obliga a restituir la suma depositada con o sin interés.
Para determinar la discrepancia fiscal, las autoridades considerarán las erogaciones, aun cuando no cumplan requisitos fiscales y estén o no declaradas, pues no se trata de encontrar una deducción fiscal, sino de determinar el monto total de las erogaciones realizadas por una persona dentro de un ejercicio fiscal,
con el fin de conocer su capacidad económica.
Para entender que los depósitos e inversiones financieras son asimilados a las deducciones, debemos considerar que si una persona obtiene un ingreso y lo deposita íntegro, en principio debió declararlo, aun cuando esté exento; esto daría como resultado que, para efectos de medir si una persona está ante el supuesto de discrepancia fiscal, la autoridad comparará sus erogaciones, en este caso, el monto del depósito, contra el ingreso declarado. En el caso de que los ingresos no hubieran sido declarados, los depósitos efectuados serán superiores, situando  a la persona física ante una discrepancia fiscal.
Un rubro que no está enunciado dentro del concepto de erogaciones es el flujo entregado por una persona física a otra persona, ya sea física o moral, en virtud de un contrato de mutuo; no obstante, en mi opinión, este elemento tiene una naturaleza simular a los depósitos efectuados en instituciones financieras, por lo que considero que tales cantidades serán asimiladas a las erogaciones por parte de las autoridades en la comprobación de una discrepancia fiscal.
En este sentido, el TFJFA emitió una resolución mediante la cual concluye que la celebración de un contrato de mutuo, en donde el contribuyente actúa como mutuante, se debe considerar como una erogación para efectos de determinar una discrepancia fiscal, misma que a continuación transcribo.
MUTUO CON INTERÉS, CELEBRACIÓN DE UN CONTRATO DE, CUANDO EL CONTRIBUYENTE TIENE EL CARÁCTER DE MUTUANTE, SE CONSIDERA UNA
EROGACIÓN PARA EFECTOS DE DISCREPANCIA FISCAL.
De conformidad con lo señalado en el artículo 107 de la Ley del Impuesto sobre la Renta la autoridad fiscal se encuentra facultada para estimar como ingresos de una persona física, la discrepancia que surja de la diferencia entre las erogaciones y sus ingresos declarados, cuando los primeros sean superiores; considerando como erogaciones a los gastos, adquisiciones de bienes o inversiones financieras, y para el caso de que el contribuyente revisado hubiere celebrado un contrato de mutuo con interés, teniendo el carácter de mutuante, por dicha cantidad que entregó al mutuatario, se debe considerar como una erogación para efecto de la determinación de una discrepancia fiscal, pues el contrato de mutuo es un contrato traslativo de dominio de cosa fungible, por lo tanto, la entrega de esa cantidad de dinero tiene el carácter de una erogación, pues se trata de la entrega de un bien fungible, que ocasiona una salida de su patrimonio, para formar parte del patrimonio de otra persona, sin que sea óbice que como efecto del contrato de mutuo y la entrega y transmisión de ese bien fungible, se conforme un derecho a favor del mutuante.
Juicio Contencioso Administrativo Núm. 245/08-16-01-5.- Resuelto por la Sala Regional Peninsular del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, el 11 de mayo de 2009, por unanimidad de votos.- Magistrada Instructora: Juana Griselda Dávila Ojeda.- Secretario: Lic. Luis Alfonso Marín Estrada.
CONCEPTOS QUE NO SE CONSIDERAN EROGACIONES
Por otra parte, el precepto legal establece que no se consideran erogaciones para la determinación de la discrepancia, los depósitos que el contribuyente efectúe en cuentas que no sean propias, que se califiquen como erogaciones en los términos de este artículo, cuando se demuestre que tales depósitos se realizaron como pago por la adquisición de bienes o de servicios, o como contraprestación para el otorgamiento del uso o goce temporal de bienes o para realizar inversiones financieras.
Asimismo, tampoco se consideran erogaciones para estos fines, los traspasos entre cuentas del contribuyente o a cuentas de su cónyuge, de sus ascendientes o descendientes, en línea recta en primer grado.
Es importante tomar en cuenta estos supuestos, ya que son sustantivos en el proceso de aclarar las posibles razones de la discrepancia. En mi experiencia, es frecuente que las autoridades consideren estos conceptos como erogaciones, duplicando su efecto.
INGRESOS DECLARADOS
El otro elemento esencial en la determinación de la discrepancia fiscal es el ingreso, para estos efectos se procederá como sigue:
1. Si la persona física está dada de alta en el RFC y se encuentra obligada a presentar declaración anual del ISR, el ingreso que se considerará para estos efectos son los que se hayan declarado por el contribuyente en el ejercicio que corresponda, cabe aclarar que se tomarán los exentos y los gravados.
2. Si la persona física, de acuerdo con la LISR, está obligada a presentar declaración anual, pero por alguna razón no la presentó, entonces la autoridad considerará que, para efectos de la determinación de la
discrepancia, la presentó sin ingresos.
3. Si la persona física no está obligada a presentar declaración anual en el ejercicio, se considerarán como ingresos los manifestados como pagados por los retenedores de ISR al contribuyente.
PRESUNCIÓN DE INGRESOS POR PRÉSTAMOS Y DONATIVOS NO DECLARADOS
El Art. 107 contempla otra presunción al señalar que se consideran ingresos omitidos por la actividad preponderante del contribuyente o, en su caso, otros ingresos en los términos del Cap. IX de este Tít.2 (de los otros ingresos de las personas físicas), los préstamos y los donativos que no se declaren o informen a
las autoridades fiscales, en los términos del Art. 106 de la LISR.
ARTÍCULO 106, SEGUNDO PÁRRAFO LISR OBLIGACIÓN DE INFORMAR PRÉSTAMOS, DONATIVOS Y PREMIOS
Al respecto, el Art. 106 señala que las personas físicas residentes en México están obligadas a informar, en la declaración del ejercicio, sobre los préstamos, los donativos y los premios, obtenidos en el mismo, siempre que estos, en lo individual o en su conjunto, excedan de $600,000.00.
Como se puede observar, aparte de lo que puede resultar de la discrepancia fiscal, el hecho de que el contribuyente persona física no declare a las autoridades fiscales que recibió préstamos, donativos o premios, constituye, en forma automática, un ingreso omitido, sujeto del pago del ISR, sin que en principio se prevea una prueba en contrario.
INGRESOS EXENTOS DE LAS PERSONAS FÍSICAS
ARTÍCULO 109 LISR
CASOS EN QUE NO PROCEDE LA EXENCIÓN POR NO DECLARARSE
Cabe hacer mención que existen otros ingresos que requieren ser declarados, de lo contrario perderán la exención que establece el Art. 109 de la LISR. Estas exenciones son previstas en las Fraccs. XIII,3 XV4 inciso a) y XVIII5 del artículo en mención; es decir, estas exenciones no procederán cuando los ingresos antes mencionados no sean declarados en los términos del tercer párrafo del Art. 175 de la LISR.
2 Artículo 167 LISR.- Se entiende que, entre otros, son ingresos en los términos de este capítulo los siguientes:
Fracción XV. Los ingresos estimados en los términos de la fracción III del artículo 107 de esta Ley y los
determinados, inclusive presuntivamente por las por las autoridades fiscales, en los casos en que proceda
conforme a las leyes fiscales.
3 XIII. Los viáticos, cuando sean efectivamente erogados en servicio del patrón y se compruebe esta circunstancia
con documentación de terceros que reúna los requisitos fiscales.
4 XV. Los derivados de la enajenación de casa habitación del contribuyente.
5 XVIII. Los que se reciban por herencia o legado.

DELITO DE DEFRAUDACIÓN FISCAL
Además del crédito fiscal que se pudiera generar por configurarse una discrepancia fiscal, el contribuyente podrá afrontar un delito de defraudación fiscal, en los términos del Art. 109 del CFF.
Artículo 109 CFF. Será sancionado con las mismas penas del delito de defraudación fiscal, quien:
I. Consigne en las declaraciones que presente para los efectos fiscales, deducciones falsas o ingresos acumulables menores a los realmente obtenidos o determinados conforme a las leyes. En la misma forma será sancionada aquella persona física que perciba dividendos, honorarios o en general preste un servicio personal independiente o esté dedicada a actividades empresariales, cuando realice en un ejercicio fiscal
erogaciones superiores a los ingresos declarados en el propio ejercicio y no compruebe a la autoridad fiscal el origen de la discrepancia en los plazos y conforme al procedimiento establecido en la Ley del Impuesto sobre la Renta.6
CONCLUSIÓN
Como quedó de manifiesto, el tema de discrepancia fiscal es muy delicado para todas las personas físicas, obligándolas a llevar un estricto control y soporte documental de los ingresos que perciben, de las erogaciones realizadas y de los movimientos financieros que llevan a cabo.
Es importante que como asesores de los contribuyentes informemos a nuestros clientes de la responsabilidad que implica llevar en forma ordenada sus finanzas personales, ya que de no hacerlo podría generarse una situación de discrepancia fiscal, sin que su origen sea la omisión de ingresos, con las consecuentes sanciones previstas por la ley.
Es recomendable que, en forma anual, se lleve a cabo un ejercicio para medir el riesgo de cada persona y verificar si esta se encuentra ante una posible discrepancia fiscal; es decir, obtener la documentación e información necesaria para sustentar su origen, con el fin de que evitar contingencias.
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